lunes, 10 de mayo de 2010

Calderón, al banquillo de la justicia internacional

El gobierno federal mexicano ya enfrenta un conflicto diplomático por su nula actuación ante la emboscada paramilitar contra una caravana humanitaria internacional, ocurrida en Oaxaca a fines de abril. Pese al mutismo oficial, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Organización de las Naciones Unidas y la Unión Europea exigen a Felipe Calderón rendir cuentas. En Europa se multiplican las manifestaciones de repudio por ese ataque impune.
Nunca en la historia de México había ocurrido un ataque a una caravana de paz, y nadie hubiese siquiera imaginado que un grupo de hombres armados balearía a quienes llevaban alimentos y medicamentos para un pueblo indígena depauperado. De manera que la emboscada ocurrida la tarde del 27 de abril en el paraje La Sabana, en el municipio de Juxtlahuaca, Oaxaca, dejó atónitos a los representantes de los organismos internacionales de derechos humanos, pero más aún el mutismo del gobierno federal, que, pasada una semana ?hasta el cierre de esta edición?, no había hecho pronunciamiento alguno.
En contraste, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Unión Europea han exigido al Estado mexicano rendición de cuentas, pero además, desde sus respectivas oficinas realizan sus propias indagatorias del tema. En la ONU, por ejemplo, son tres relatorías las que integran ya sus procedimientos internos sobre el caso Copala: la Relatoría para la Libertad de Expresión, la Relatoría de Defensores de Derechos Humanos y la Relatoría sobre Ejecuciones Extrajudiciales y Sumarias, revela a Contralínea un funcionario de la ONU, quien detalla que representantes de ese organismo realizarán una visita al territorio triqui.

Negligencia y agravios

Por negligencia o en una omisión deliberada, el gobierno de Felipe Calderón se negó a intervenir en la ubicación y rescate de los periodistas de Contralínea, desaparecidos tras la emboscada y rescatados el pasado 29 de abril, a las 22:40 horas. Más allá del agravio moral, ello constituye el incumplimiento a los convenios y acuerdos internacionales en materia derechos humanos que, como representante del Estado mexicano, Calderón debe salvaguardar.
En entrevista con este semanario, el abogado Carlos de la Torre Martínez, coordinador de la Unidad Jurídica de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en México (OACNUDH), explica: “La responsabilidad del Estado mexicano en los hechos de San Juan Copala es clara, porque el Estado en su conjunto tiene el deber de proteger todos los derechos humanos, entre ellos el derecho a la vida y a la integridad personal. Pero además, hay que hacer hincapié en que el Estado no sólo es responsable de las violaciones a los derechos humanos que pueden cometer los funcionarios del Estado, las autoridades o servidores públicos, sino también de las que pueden cometer los particulares o grupos armados en contra de otras personas, como ocurrió en Copala.
“Este caso también implica el incumplimiento del Estado en sus deberes de protección y prevención, porque desde hace tiempo se dejó incrementar la escalada de violencia en esa zona, que las tensiones entre los grupos se hicieran más fuertes y que estos grupos se armaran. Así que lo que ocurrió en San Juan Copala es resultado de una política donde el Estado dejó de intervenir, de tener presencia en la zona y de no establecer medidas para desarticular la violencia.

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