martes, 11 de mayo de 2010

CAPTURADO POR PARAMILITARES

Contralínea
9 Mayo 2010

Luego de la emboscada a la caravana de paz que pretendía llegar a San Juan Copala, el periodista Roger Valle cayó en manos de los paramilitares. El corresponsal en la Sierra Mixteca del diario Noticias de Oaxaca narra su experiencia como testigo del asesinato del finlandés Jiry Jaakkola, pues viajaba en el asiento ubicado detrás del chofer, en la Van blanca que encabezaba el convoy de ayuda humanitaria Roger Valle




Huajuapan de León, Oaxaca. Medios estatales, locales y observadores de derechos humanos empezamos a reunirnos en punto de las 8:00 horas en el Parque de la Libertad de Expresión de esta ciudad. A los pocos minutos, arriba un contingente de maestros de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, para respaldar a los integrantes de la caravana por la paz, que tenían como destino la comunidad autónoma de San Juan Copala.10:35 horas. Los medios y los integrantes
de comunicación de observación de Alemania y Finlandia abordamos la Van blanca con el logotipo “Frente Nacional Indígena y Campesino”, y encabezamos la caravana conformada por seis vehículos. Hasta entonces también viajaban Omar Esparza Zarate, integrante del Movimiento Indígena Zapatista, y Macario García Merino, integrante del municipio autónomo.

Los vehículos que conformaban la caravana eran una camioneta Nissan color roja, sin placas de circulación; un Volkswagen color verde; el vehículo marca Dodge, de color azul, con placas de circulación 4761-TND, del estado de Quintana Roo; una Ford Explorer de color negro, con placas de circulación EAU 51-87, del estado de Chihuahua, y una camioneta Ranger color blanca, sin placas de circulación.

13:45 horas. Arribamos a la altura de la gasolinera ubicada en la carretera federal 135 Putla-Juxtlahuaca. Se intercambian pláticas y se deciden los vehículos que entrarán a la comunidad de Copala. Antes, Omar Esparza Zárate [quien ya no acompañaría la caravana por estar amenazado de muerte] dice que les reportaron que tres mujeres fueron secuestradas y desconocen su paradero. Por ello, insiste que si la caravana detecta el camino bloqueado, no entremos.

13:55 horas. En el paraje Los Pinos, comunidad de La Sabana, nos percatamos que está bloqueada la carretera con piedras. Cuando pretendemos tomar fotografías, alguien dice: “Hay gente armada en los cerros. De pronto, una lluvia de balas cae sobre nosotros. Buscamos cómo esquivar las balas.

—Vamos, regresemos.
—Demos vuelta.
Aproximadamente 15 personas fuertemente armadas vienen sobre nosotros al momento que una lluvia de balas cae sobre la Van. Veo cuando Jiry Jaakkola cae muerto por un disparo en la cabeza. También percibo el odio de las personas que, a sangre fría, tratan de matarnos.

Sobrevivir a la emboscada
Érika Ramírez



Un grupo de más de 20 hombres con armas largas se desgajó de uno de los cerros. Emboscó a la caravana de paz que se dirigía a San Juan Copala. Las balas de AK-47 o cuerno de chivo entraron por decenas en cada automóvil. Mataron a dos personas e hirieron a casi una decena. Dos periodistas de Contralínea se encontraban en el lugar para documentar la conflictiva situación de la región triqui. Los reporteros se convirtieron en víctimas y en presa de la organización paramilitar que mantiene cercado al municipio autónomo. Fueron casi tres días de huir por la montaña y sobrevivir hasta el rescate
La Sabana, Oaxaca. “¡No me quiero morir!”, grité con desesperación cuando la primera ráfaga de plomo traspasó el auto donde viajaba con mi compañero fotógrafo David Cilia.

Habíamos ingresado a la zona triqui dominada por la organización Unidad para el Bienestar Social de la Región Triqui (Ubisort). Un disparo al aire precedió al ataque.

Minutos antes, alrededor de las 14:30 horas, todo transcurría con normalidad en esta comunidad indígena: los niños, en la escuela; mujeres cargando víveres rumbo a sus casas; hombres caminando las veredas del monte. Una nube de humo blanco llenó el ambiente de olores fétidos, parecía que quemaban el cuerpo de algún animal. Olía a muerte.

La caravana de paz, que acompañábamos como periodistas, arribaba a la zona. El objetivo de los organizadores: llevar “apoyo activo a la organización del municipio autónomo de San Juan Copala y su lucha por unir al pueblo triqui, así como contribuir a detener cualquier tipo de agresión contra la comunidad”; también llevaban alimentos y agua.

Los maestros de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación pretendían entablar un diálogo que les permitiera regresar a las aulas, de las que fueron “expulsados” por los paramilitares desde enero pasado.

Nosotros acudíamos a documentar el estado de sitio y la violencia en que sobreviven las personas del municipio. Además, pretendíamos recuperar las historias de vida de las locutoras asesinadas en 2008, Teresa Bautista y Felícitas Martínez. El mismo 27 de abril habían secuestrado a dos adolescentes en la zona.
La emboscada
Una hilera de piedras, colocadas sobre el camino terregoso en el paraje Los Pinos, comunidad La Sabana, detuvo la marcha de la camioneta blanca al frente del contingente.
En el vehículo tipo Van, viajaban unas 12 personas. Como copilotos, Alberta Cariño Trujillo, directora del Centro de Apoyo Comunitario Trabajando Unidos (Cactus), y Jiry Jaakkola, observador de derechos humanos de origen finlandés, hoy asesinados.

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